“Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible.” Mahatma Gandhi
Si comenzamos por encontrar una definición de la palabra “guerra” podemos disentir que según Karl von Clausewitz, militar prusiano y uno de los más influyentes historiadores, además de teórico de la ciencia militar moderna, es «la continuación de la política por otros medios». Dentro de este escenario se entiende a la guerra como herramienta e intervención para abrir nuevos terrenos a intereses económicos específicos, y que ha adquirido un papel importante en el desarrollo de algunos países, pero el retroceso de otros. Según Shiva en su libro “Las nuevas guerras de la globalización” nos muestra que la militarización es el escudo de la globalización corporativa, robando a otros países su soberanía económica, política, social, y recursos naturales, mencionado por la autora como biodiversidad.
Para Shiva la globalización es una guerra contra los pueblos, porque roba a los pobres los medios para su supervivencia; para Marshall McLuhan, filósofo canadiense y estudioso de los medios, sostenía que los medios de comunicación electrónicos estaban creando una aldea global; para Rüdiger Safranski, reconocido historiador alemán, destaca que a partir de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, en 1945, nació una comunidad global unida en el terror a un holocausto mundial. Independientemente de la diversidad de percepciones en cuanto a la globalización, lo cierto es que es existe y está presente desde siempre, pues la finalidad de los seres vivos es la supervivencia, no importa a costa de qué o de quién. Conforme avanzan estas líneas por muy nacionalista que sea estoy escribiendo y transmitiendo mis ideas en un equipo tecnológico fabricado en Estados Unidos, la lámpara que ilumina este momento es proveniente de China y sin seguir mencionando la diversidad de productos y servicios que actualmente utilizamos se materializan a través de la globalización.
Si bien es cierto que el “comercio libre” ha provocado hambruna, pero también ha logrado una evolución social, sin mecionar aspectos moralistas, pero que desafortunadamente ha entrado en conflictos políticos y económicos, pues los países potencia son los que gobiernan tanto las guerras, como la globalización. “Es tiempo de que los ciudadanos de todo el mundo insistan en que sus impuestos y el dinero público se utilice para mejorar el bien público, en vez de para subvencionar las corporaciones globales y las ganancias privadas” menciona Shiva en libro; pero ¿Es esta idea el hilo negro de las soluciones que necesita cada país? Creo que no necesita respuesta, pues aunque sigan existiendo reuniones multilaterales entre diversos países, ya desde ahí existe globalización de ideas, globalización política, globalización económica y al final seguirán existiendo intereses entre las personas que “administran” países.
Actualmente vivimos una utopia, como Tomás Moro se refería en su obra “Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía”, y me refiero que actualmente la vivimos porque es una idea ficticia, y aunque cada país tenga un gobernante que desee prosperar políticamente se encontrará atado a una globalización que no podrá detener. Frente a procesos políticos y económicos de globalización no se trata de construir una lucha “anti- globalización”, como se denomina frecuente y erróneamente al movimiento anti capitalista globalizado, sino de crear también la globalización de resistencia, de solidaridades y de igualdad.
La complejidad de los procesos globales va más allá de confrontamientos entre el Estado y los civiles, donde la globalización es condición básica de subsistencia para algunos; la causa es la necesidad de la integración social, el efecto es la dependencia que se encuentra en los otros.